lunes, 15 de septiembre de 2014

Crónicas de Campaña: Pendragón: Año 486 D.C: La prueba del Pastor.




El Príncipe Madoc, hijo del Rey Uther Pendragón, prepara los  ejército de Logres para enfrentar al nuevo Rey Sajón. Pero los recién nombrados caballeros de Salisbury quedan excluidos dada su juventud. Aunque el destino les tenía deparado  una aventura que cambiaría sus destinos para siempre. 

 






Corría el año 486 y el Príncipe Madoc, hijo del Rey Uther Pendragón, se encontraba ultimando los preparativos para atacar con el ejército de Logres al nuevo Rey Sajón quien  había atacado al Duque de Caercolum. Esto llego a los oídos del recién nombrado caballero Héctor y este deseoso de escapar de la vigilancia de su siempre “demasiado atenta madre” decidió reunir a sus amigos ahora también señores y ponerse a las órdenes del Conde Roderick para la guerra.

Las cosas habían cambiado bastante  para los jóvenes de Salisbury, ahora tenían responsabilidades más allá de su entrenamiento, tenían que velar ahora por sus familias y ciervos. Pero con dichas responsabilidades llegaron las posibilidades de contar con sus propios escuderos.

Gabriel cumplió una vieja promesa y tomo como escudero al joven Jaime un prodigio de la espada pero con el mismo carácter iracundo de su señor.

Brancos tomo a un joven  gigante de nombre Lusian  que ya a sus quince años superaba el metro noventa de altura y  ciento veinte kilos de peso. Su cabello rojo era como el fuego y con la inteligencia de una piedra, aunque de una lealtad que alcanzaba a lo fanático. Puesto que contra los pronósticos ahora era un escudero.

Mientras que Lewis sorprendió a todos al elegir una chica como escudera. Una joven hermosa de cabellos dorados hija de un viejo caballero muy querido en la casa del joven caballero quien había perdido todos sus hijos varones en la última guerra y había criado a chica como un hijo varón más.

Por ultimo Héctor eligió a Thomas, un joven de cabellos oscuros como la noche y piel blanca como la luna, pero mudo de nacimiento. Algo visto como una ventaja dado los frecuentes enredos de alcoba de su señor con diversas damas casadas de la corte. 

Pero para sorpresa de los jóvenes el conde lejos de enviarlos a la guerra les ordeno patrullar las fronteras del condado. Los noveles caballeros se enojaron bastante pero al final entendieron que Sir Roderick simplemente los estaba protegiendo y estos fieles a su señor se dedicaron a cumplir sus órdenes. Durante varios meses se consagraron a vigilar las fronteras ahora abandonadas por sus respectivos señores quienes habían partido junto con el príncipe hacia la guerra.

Un día, cerca de los bosques del sur, encontraron a un anciano pastor que les pidió a los caballeros que recuperaran a una de sus ovejas  que había huido hacia el bosque. Cuando llego el pedido del anciano, Gabriel y Brancos cruzaron miradas de forma incrédula pero al final decidieron ayudar al viejo pastor.

Los caballeros encontraron a la oveja que a pesar de su gordura se movía con una celeridad  sorprendente huyendo hacia lo profundo del bosque. Cuando por fin pudieron encontrar al animal esta se encontraba arrinconada por un gigante con tres ojos. La descomunal criatura enfurecida con aquellos que querían arrebatarle su cena les arrojó un árbol entero que había arrancado con sus propias manos, derribando al torpe Lusian  hiriendo gravemente a su caballo. Sir Lewis embrazó su escudo y desenvainó su espada y se preparó a luchar contra el gigantesco enemigo. Mientras que Gabriel, Héctor y Brancos buscaron rodear a la criatura. Pero esta enfurecida por los ataques de los caballeros le propino a Héctor un golpe que termino por dejarlo inconsciente en el suelo.

Ninguno de los caballeros conocía las viejas leyendas sobre esas criaturas por lo tanto no conocían sus debilidades. Los tres caballeros que seguían en pie siguieron luchando contra el gigante. Al tener que combatir con tres enemigos a la vez, el gigante comenzó a fallar algunos golpes, pero los que conseguían impactar herían gravemente a los caballeros. Finalmente, el más fornidos de los señores Sir Gabriel consiguió impactar de forma crítica al gigante de tres ojos. Cuando éste cayó, los caballeros le remataron con sus espadas.

Mientras los caballeros se recuperaban, el pastor se acercó hasta ellos riendo. Una niebla le rodeó y una extraña luz se manifestó y el anciano se convirtió en el mismísimo Merlín protector de Britania. El poderoso mago utilizó su magia para curar a los caballeros de sus heridas, incluyendo a al pobre escudero de Brancos. Así de grandes eran los poderes del mayor de los encantadores del mundo. El hechicero les revelo que aquello había sido una prueba y tenía una misión especial para ellos.

Merlín guió a los caballeros a través del bosque. En un momento dado les pidió que descabalgaran y que dejaran sus caballos al cuidado de sus escuderos. Reticentes, los caballeros obedecieron. El grupo se internó más en la floresta, que parecía brillar con un extraño fulgor y una niebla tenebrosa lo cubría todo dentro de aquel bosque encantado. Finalmente llegaron a un lago y Merlín se apresuró a subir a una pequeña barca.

― Nobles caballeros. ¡Por el bien de todo el reino y la paz en el mundo cumplid con vuestro destino y protegedme puesto que el futuro de vuestro Rey y de toda Britania depende de su valor! Expreso con elocuencia el hechicero en la alta lengua usada por los nobles en momentos solemnes.  

Cuando comenzaron el misterioso viaje una bruma espesa cubría el lago y manos espectrales surgían de este buscando arrastrar a los héroes hacia las profundidades. Pero Brancos comenzo a cantar con su melodiosa voz brindándole valor a sus compañeros al tiempo que el misterioso poder de Merlin los protegió, hasta que un extraño jinete surgió del bosque y se dirigió hacia ellos. Los caballeros se aprestaron al combate para proteger al mago.

El jinete y su caballo eran de un extraño fulgor verde y portaba dos espadas. Dando un gran salto, aterrizó entre los caballeros, a quien luego le surgieron dos brazos más también armados. El extraño enemigo luchaba sin problemas contra los cuatro caballeros, que apenas conseguían herirle.

Sir Gabriel fue derribado luego de un terrible golpe en su cabeza y falto poco para que las manos espectrales lo arrastrasen al abismo. Mientras sus compañeros siguieron peleando con valentía hasta que por fin en un gran ataque de coraje Lewis logro atravesar el pecho del enemigo, provocando que la extraña criatura se deshicieron en forma de algas verdes que cayeron sobre el bote. Pero al final llegaron hacia el centro del lago hasta que una mano surgía del agua, con una espada entre sus manos. Merlín la recogió reverentemente y la guardó entre sus ropas.

Cuando el mago volvió con los caballeros estaba visiblemente cansado y apenas podía caminar. El grupo volvió hasta donde esperaban los escuderos y Merlín se despidió, desapareciendo tan misteriosamente como había aparecido.

Los caballeros sin saber si hicieron bien o mal guardaron el secreto de su aventura.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Crónicas de campaña: Pendragon 1: 'El comienzo'.



En vista que me está costando realizar reseñas de los libros que vengo leyendo por falta de tiempo y mi necesidad neurótica de que sean medianamente aceptable, he decidido cambiar al menos de momento un poco de rumbo este blog. Por lo tanto mientras tanto voy a llevar una crónica de una nueva campaña  de rol que he comenzado con un grupo reducido de jugadores. Aquí el comienzo de una leyenda.




 Un poco de historia.


Dirijo rol desde hace unos 15 años (no soy tan viejo tengo 32), actualmente llevo una campaña de Pathfinder con mi  grupo regular de unos ocho jugadores, siendo muchos de ellos parte de mis partidas desde el principio. La historia lleva más de cuatro años en desarrollo y la denomine ‘Hijos de Noria’, la que al estilo Malaz estoy tratando de transformarla en novela.

Pero en este caso  Pendragon  es un proyecto mucho más pequeño. Dado que por un lado la ambientación obviamente no es propia y por el otro son menos de la mitad de los personajes principales habituales que manejo. Sumado a la falta de material nuevo  en este blog he decido conjugar ambas cosas en unas crónicas con cierto  tinte de cuentos.

El sistema de juego es Pendragon 5.1 y el escenario de campaña es el excelente ‘The Great Pendragon Campaign’. Espero que ustedes sepan disfrutarla como lo hacemos nosotros al jugarla al mismo tiempo que porque no buscar inspirarlos para que conozcan y desarrollen sus propias ideas dentro de este maravilloso universo artúrico de caballeros y leyendas.



Introducción:

Las cosas habían mejorado bastante para Verruga desde que Merlín había llegado a la corte. Antes de arribo del enigmático hechicero el anterior tutor siempre lo golpeaba en la cabeza con una pesada regla cuando se equivocaba en sus lecciones de latín, rudimento de lógica o lógica aristotélica. Obviamente a Kay esto nunca le ocurría a pesar de ser menos aplicado que el pobre Verruga, pero la gran diferencia radicaba en que Kay seria algún día señor de la casa y un caballero en toda regla, mientras que Verruga con mucha suerte podría convertirse algún día en su simple escudero.

Claro que Verruga  no  era su verdadero nombre, pero ya lo había adoptado casi como tal. Al principio le llamaban así los otros niños nobles en forma despectiva siendo su origen una deformación lingüística de su nombre original en la baja lengua, pero con el paso del tiempo el insulto se había convertido en un mote cariñoso utilizado por todos en el castillo, Verruga era un niño que se hacia querer. Nadie sabía quiénes eran los padres del chico, muchos decían que era fruto de una concubina y el padre de Kay; Sir Héctor, otros hablaban  que había sido abandonado en la puerta del caserío del castillo con una misteriosa nota u otros rumores contaban que el joven paje era el hijo ilegitimo  de cierto señor honorable del norte, que  protegía un misterioso y gigantesco muro mágico de  unos salvajes que querían cruzarle. La verdad era que el muchacho estaba solo en el mundo  si no fuera por Kay y su padre quien siempre lo había querido como a su propio hijo.

Aquella tarde de invierno el frió era intenso y la nieve azotaba con furia las paredes del castillo. El fuego crepitaba en la chimenea tratando en vano de hacerle frente a las gélidas temperaturas que amenazan por congelarlos a todos. Esa tarde Merlín había puesto a estudiar a los dos jóvenes viejas heráldicas de tiempos antiguos, símbolos de familias que por una u otra razón había ya dejado de existir fruto de la guerra, la enfermedad o la vil traición, una tarea más que tediosa para los dos jóvenes pajes.

Estoy aburrido. Esto no me sirve para nada y no me va a ayudar a convertir en el mejor caballero de todo Britania Dijo Kay a Merlín con irritación tomando su rostro un color rojo  tomate como siempre ocurría cuando sus caprichos no eran contemplados.

El anciano observo a los dos jóvenes y sus largas caras de aburrimiento marcadas por  el bostezo y mirándolos  fijamente dijo lo siguiente.

Está bien dejemos los viejos blasones para otro día, les contare una historia. ¿Qué tipo de leyendas  les gustaría escuchar? Pregunto el mago con aires de cierta malicia, utilizando la misma expresión que siempre recurría cuando hacia alguna pregunta con cierta trampa.

Una que tenga espadas mágicas, amores traicionados y caballeros valientes. ― Expresó soñador Verruga ahora mucho más despierto e interesado.

― Todas esas cosas son estupideces de doncella ¿Quién quiere conocer una historia tan tonta como esa? Mejor que sea de caballeros, combates y bestias malignas.

Merlín se acicalo la barba como siempre hacía cuando se enfrascaba en sus oscuras cavilaciones.

― Esta bien, esta historia comenzó en el año 485 de la era de cristo. Siendo sus protagonistas cuatro jóvenes escuderos que buscaban convertirse en caballeros y que el destino les deparaba cambiar la historia del mundo entero para siempre.




 El comienzo:

Todo comenzó en tiempos del Rey Uther Pendragón, que en aquella época gobernaba todo el país de Logres, el más grande y poderoso de Britania. Siendo uno de sus vasallos más reconocidos  el Conde Roderick de Salisbury en donde cuatro jóvenes escuderos estaban entrenándose para convertirse en verdaderos caballeros.

Por un lado teníamos a Gabriel de Woodford quien pertenecía a una antigua familia que aún se aferraba con fuerza  a los rituales paganos y utilizaba cada oportunidad para discutir con los cristianos. Siendo su abuelo acecinado en una emboscada por parte de una incursión de los Pictos junto con otros tantos caballeros de Salisbury. Mientras que el padre de Gabriel había sido un importante caballero que había formado parte del grupo selecto que había elegido a Uther Pendragón como rey. Recibiendo como distinción una extraordinaria espada de bronce que luego de su muerte fue heredada por Gabriel llamada ‘Fulgor’. Con algo de sangre sajona en las venas Gabriel era un gigante entre sus iguales y de una fuerza poco usual entre los candidatos a caballeros. Aunque sus brazos y su cara habían sido quemados en un incendio donde justamente había muerto su padre.  

Otro de los jóvenes escuderos era Lewis de Pitton un joven de infancia triste,  perseguido por la mala suerte familiar. Su crianza y educación había recaído en gran parte en manos del hermano de su madre  Carlson “El valiente” llamado así en tono de burla dado que nunca había podido convertirse en caballero por su gran cobardía aunque era un gran administrador. El tío había criado a su sobrino bajo el dogma de la fe católica romana y esto había marcado a fuego al joven Lewis desde muy pequeño llegando a ser muy devoto. Lewis era un joven responsable y  un buen jinete. Su voz era potente y sus ojos café trasmitían sinceridad.

A su vez amigo y compañero  de estos otros dos escuderos teníamos a Héctor de Newton. Un joven carismático, atractivo  y lujurioso, más dispuesto a las damas  que a las armas. Su cabello rojo, su baba en forma de chiva y su voz melodiosa lo distinguían de todos los demás chicos de la zona.  Su familia y en especial su padre habían alcanzado una fama sin igual algo que todos destacaban al ver su escudo familiar, cosa que siempre irritaba al joven escudero dadas las continuas comparaciones y expectativas desmedidas que tenían todos sobre él con respecto a sus antepasados.  Héctor al igual que Gabriel seguía las viejas costumbres de los dioses antiguos de los bosques y los lagos, pero la religión era de las últimas cosas que le interesaban al pícaro escudero. Para lo único que tenía voluntad era para perseguir alguna falda en vez de entrenar con sus armas.       

Por último y no menos importante estaba Branco, el joven señor de  Dinton. Un mozo diestro con las armas pero muy poco aplicado a la limpieza y mantenimiento de las armaduras y equipo. Siendo una y otra vez regañado por esto mismo por parte de Sir Elad el Marshall de Salisbury quien había entrenado a los cuatro jóvenes desde que ellos eran muy pequeños. Todos ellos contaban ya con unos veintiún años de edad. 

Y así sucedió que un día los campesinos del pueblo de Imber fueron acosados por una terrible criatura a la que le adjudicaban poderes sobrenaturales. Asustados, los pueblerinos se negaban a trabajar las tierras del Conde y por lo tanto Sir Roderick le encargó a Sir Elad que acabara con la bestia y volviera al trabajo a los villanos.

Pero Sir Elad ocupado como estaba en tareas mucho más importante decidió que dicha faena debía recaer en sus escuderos más prometedores. Por lo tanto encargo a Héctor, Gabriel, Lewis y Branco la misión de resolver este problema. Para decidir quién lideraría esta expedición se decidió que será atreves de una justa. Siendo derribados tanto Héctor como Gabriel por parte de Lewis. Pero este a su vez fue vencido por Branco que como castigo por su haraganería y llegar tarde al llamado se le obligó a justar con su caballo no preparado para este tipo de contienda, pero a pesar de los nervios de su montura logro imponerse ante los ojos de los atónitos aprendices.     

Los escuderos viajaron desde Tilshead, el castillo de Sir Elad, hasta Imber. Allí fueron recibidos por el sacerdote del pueblo, el Viejo Garr, un bastardo noble quien luego de discutir con Gabriel dada sus costumbres paganas les guió hasta el bosque donde se había visto la criatura. Ninguno de los cuatro escuderos era buen cazador y fue el propio sacerdote quien los ayudo a seguir las huellas de la bestia. Descubriendo que dicha criatura era un viejo oso al que encontraron durmiendo en una cueva. Los escuderos decidieron utilizar su ingenio y realizaron una fogata con leña verde para causar mayor cantidad de humo  en la entrada de la cueva. Provocando que la criatura saliera asustada y enfurecida hacia el encuentro de los jóvenes que lo esperaban con armas en manos.   

Pero en el momento de la acción la maldición familiar de Lewis lo azoto y provoco que saliera huyendo de la criatura ganándose el nombre de Lewis “Pies ligeros” adjudicado por Branco. Mientras que los demás caballeros se enfrentaron valientemente a la bestia espantada. El oso desesperado en un embate de furia y dolor dado los golpes recibido por el hacha a dos manos de Héctor, la espada de Branco y el mandoble de Gabriel   le propino justamente un golpe demoledor a este último, arrancándole un ojo antes de caer abatido. Provocando que desde ese día fuese conocido como “Gabriel el ciclope” por parte de sus aliados y enemigos.

Los escuderos llevaron la cabeza del oso hasta Imber, donde los campesinos les recibieron con grandes muestras de alegría.

Cuando al día siguiente los jóvenes regresaban a Tilshead escucharon gritos de desesperación en una pequeña villa. Un campesino herido les pidió ayuda, ya que unos bandidos estaban saqueando su aldea. Los tres escuderos se lanzaron al ataque mientras que Gabriel permanecía convaleciente en un carro y se lanzaron al encuentro de tres saqueadores. Lewis después a redimirse capturo a dos ladrones con vida y cuando un tercer saqueador trató de ensartar a Branco con un virote de ballesta, Héctor salido de la nada y procedió a noquearlo de un espadazo antes de que accionara el gatillo de la malévola arma. Mientras que un ladino delincuente decidió encargarse del convaleciente escudero, pensando que sería pan comido dada su supuesta debilidad. Pero el malviviente  no advirtió que este a pesar de las vendas ensangrentadas que cubría su ojos destrozado se había  percató del saqueador y tomo su legendaria espada dinástica llamada “Fulgor”  y le propino un único golpe que lo decapito por completo a pesar de las  heridas sufridas por del gigante pagano con su encuentro con el oso.  

Otros dos bandidos salieron de una cabaña cercana y se rindieron ante los escuderos siendo llevados prisioneros. Los jóvenes viajaron con Sir Elad a la capital del condado, la ciudad de Sarum para informar lo que había ocurrido. Allí fueron recibidos por el Conde Roderick en persona el que quedó más que complacido por la muerte del oso y la captura de los bandidos quienes luego fueron colgados como dictaba la ley por aquellos años. Algo que molesto al joven Branco, ya que entre murmullos dijo que “aquello no era verdadera justicia”.

Por la noche hubo una fiesta y se informó a los escuderos de que serían nombrados caballeros el día siguiente. Tanto Lewis como Branco, como buen cristiano, pasaron  la noche en vela en la capilla. Mientras que Héctor  y Gabriel, ambos paganos, prefirieron permanecer en el patio de armas, a la luz de la luna rezándole a sus dioses.

El día siguiente el Conde Roderick les tomó los juramentos de lealtad y caballería y les entregó sus armas y armadura y el derecho a tomar posesión de sus feudos como sus legítimos señores. Dando paso a una vieja tradición llamada el “salto” en donde los jóvenes caballeros debieron correr con sus armaduras y subir de un brinco a sus caballos. Logrando la terrible hazaña todos los recién nombrados  caballeros menos Branco quien cayó al suelo aparatosamente causando la risa de todos los cortesanos allí presentes.

El invierno llego y cada uno de los nuevos caballeros volvieron a sus responsabilidades hogareñas  ahora como señores ansiosos por que llegara la primavera y con ella nuevas aventuras.