viernes, 17 de junio de 2011

El medallón de la verdad- J.F. Mena



Se cuenta que hace mucho, mucho, tiempo existió un talismán el cual brindaba a todo aquel que lo poseía  grandes dones. Ese amuleto llevaba por nombre “medallón  de la verdad”. Su apariencia era sencilla como son  siempre las cosas importantes de la vida.  Pero albergaba la poderosa gracia de leer los corazones de los hombres y brindarles algún que otra clase de don.  
El talismán perteneció a grandes reyes que conquistaron continentes enteros. Ha grandes artistas y a magos capaces de torcer la realidad.
Un día tal peculiar talismán  llego a manos de un joven pastor. Un pobre muchacho   honesto y de un gran corazón.
En su aldea lo envidiaban por tan preciado medallón y comenzaron a evitarlo sin razón. Hablaban a sus espaldas y lo envidiaban con tesón. Los rumores llegaron al noble del lugar y ordeno  al joven pastor entregar a aquel medallón. Pero para disgusto del monarca el campesino se negó. Provocando su ira y esté lo encarcelo.
Su familia y sus amigos le rogaban que entregara tan maldito medallón. Pero el joven se  como acto de valentía y sensatez  se lo negó.
Entonces su   majestad lo mantuvo solo a pan y agua días y noche. Para luego volverle a preguntar si entregaría por fin el medallón de  la verdad. Pero el joven no claudico y se negó a doblegar su voluntad. El tiempo paso, los días se volvieron meses y los meses dejaron paso a los años. La partida se empardo  entre el rey y el antes joven  pastor.
Sus dientes se debilitaron por el pan duro. Sus piernas flaquearon y su espalda se encorvo.
El rey viendo que el tiempo se le  agotaba  lo decidió ejecutar. Reunió a el pueblo en la plaza principal. El rey lo acuso  de un sin fin de maldades e historias sin rival. Pero el pastor no respondió; solo lloro. Porque tenia miedo, porque era valiente. Porque la segunda siempre es consecuencia de la primera y no al revés. Porque no existe valentía sin temor. Como  tampoco existe certeza si antes no se dudo.
El pueblo se compadeció al ver al pastor tan débil, triste y sin temor. Ocasionado por la avaricia  de tal mal gobernador.  Mientras que el pastor  aun  firme en su convicción se aferrarse a su decisión.  El rey desesperado invento mucho mas mentiras e historias de terror. Pero el pastor siguió sin contestar y con cada silencio la gente  se sintió mas  avergonzada de tal tremenda oposición. Entonces el pueblo despertó y se rebelo. Destrono al rey y al pastor lo libero. En compensación lo llenaron de riquezas y lo nombraron mas que rey,  emperador.
Mientras que el que alguna vez fue rey se encarcelo. Pero el antes pastor ahora emperador, lo perdono. Le devolvió su reino y le otorgo su medallón. El pueblo  consternado le pregunto: ¿Por qué ahora no durante los años que se te torturo?
Entonces el emperador contesto: Porque la verdad  no tiene un único dueño ni se alberga en un solo corazón. El rey se arrepintió, se avergonzado y se disculpo. Pero nunca mas   se supo del pastor emperador.
Aunque se dice por aquellas tierras, que jamás el falleció. Sino que renació junto con aquel preciado medallón.       


2 comentarios:

  1. interesante como para aser una historia majica de esta cuento

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    1. Hoy en día lo leo y la verdad que tendría que hacerlo totalmente de nuevo. Por cierto sin ofender pero "hacer" y "mágica" se escribe así. Si fue alguna clase de eufemismo correctivo lo acepto.

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