Antes de que George R.R. Martin viviera una segunda juventud gracias a la adaptación televisiva de su “Juego de tronos”, la corona del fantástico había encontrado heredero en la peluda cabeza de este profesor universitario de Wisconsin.
Quién es Patrick Rothfuss?
Patrick Rothfuss brotó plenamente formado de su madre, Marge Rothfuss, en Madison, Wisconsin. En apenas tres meses, Pat había alcanzado el tamaño de un hombre adulto y había aprendido a leer y escribir por sí solo, ayudándose únicamente de una pala y un gato muerto.
Cuando las voces así se lo indicaron, Pat abandonó su hogar e ingresó en la Universidad de Wisconsin – Stevens Point, donde se unió a la Casa de Slytherin y vivió muchas y maravillosas aventuras.
Tras graduarse, Pat evolucionó hasta convertirse en un ser de pura luz y energía. Los estudios de licenciatura representaron un nuevo episodio en esa evolución y pasó a estar compuesto de bilis, rabia, hilo agavillador y dulce, dulce metadona.
A continuación, Pat unió fuerzas con cinco valerosas escolares japonesas para conformar un robot gigante que luchara contra el crimen.
A lo largo de todo este proceso, Pat no dejó de leer “fantasy”, ver “fantasy” y escribir “fantasy”. Algunos académicos han sugerido que Pat come, duerme y respira “fantasy”, pero eso no es cierto. La verdad es que Pat come burritos, duerme como un bebé babeante y respira un plasma candente compuesto de oro líquido y rabia.
Antes de “El nombre del viento”
Sí, ya había publicado algunas cosas anteriormente, y una de ellas fue “Your Illustrated, Annotated College Survival Guide” (“Cómo sobrevivir a la universidad. Una guía ilustrada y anotada”). Se trata de una colección de editoriales humorísticos que escribí a lo largo de cuatro años para el periódico de la universidad local y que ilustraba un amigo mío. Si os preguntáis cómo eran los textos… Bueno, había una pieza titulada “El Gran Debate Zombi”. Y otras explicaban “Cómo dejar de ser un jodido gorrón”, “La impotencia de la corrección de pruebas” o “Cómo lidiar con tu vida cuando es insoportable y está llena de mierda”.
Sobre su público cibernético
En términos generales, asumo que si estás leyendo este blog eres un friki de un género u otro. Y, si eres un friki, puedo asumir más cosas sobre ti. Asumo que has visto “Star Trek”. Asumo que sueles dedicar tu tiempo a algún tipo de juego, sea en el ordenador, sobre un tablero o de rol. Asumo que sabes quién es el Dr. Who. Y asumo que en algún punto de tu domicilio hay un pequeño altar dedicado a Joss Whedon.
Amazon y su lista de ventas
De acuerdo, voy a confesaros algo. Mi nombre es Patrick Rothfuss y soy adicto a Amazon.com. Pero no por los motivos que podríais intuir. Aunque recurro a Amazon para comprar DVDs baratos y títulos descatalogados, casi todos los libros los adquiero en tiendas independientes cerca de casa. Sí, es difícil renegar de las sexis ofertas de Amazon, pero me siento mejor si sé que el dinero que gasto permanece en la comunidad. Así que no, soy adicto a Amazon por un motivo completamente diferente: su lista de ventas.
Para aquellos de vosotros que no lo sepáis, la lista de ventas de Amazon te indica lo bien que se está vendiendo tu libro respecto a otros libros. Y, mientras escribo estas líneas, puedo ver que ocupo el puesto 1.224 del total. Una posición muy respetable, habida cuenta que soy un autor nuevo.
¿Sabéis qué es lo que me vuelve loco? Que la página se actualiza cada quince minutos o así. Eso quiere decir que me siento obligado a mantener una pestaña de Firefox abierta TODO EL DÍA en la lista de ventas de Amazon. Así, sin importar lo que esté haciendo, puedo volver a ella una y otra y otra vez para ver si ha habido cambios.
¡Ooooh, ahora estoy en la posición 1.028! ¡Alguien ha comprado el libro! ¡Quizá dos ejemplares! ¡Soy un pequeño dios!
No. 1 en el “New York Times”
Es tremendo, siento que debería hacer algo monumental para celebrarlo. Rollo estrella del rock. Con prostitutas y jacuzzis y cocaína. Algo que me lleve a tirar el televisor por la ventana de la habitación del hotel y a ser arrestado por conducta impropia en un novelista.
Pero, honestamente, ahora mismo estoy demasiado cansado como para ser divertido. Y no creo que haya prostitutas en Stevens Point. Además, tengo la tele en el sótano, así que debería cargarla escaleras arriba antes de poder tirarla por una ventana. Y mañana tendría que limpiar el porche. Quizá me estoy volviendo viejo, pero no le veo la gracia.
Así que creo que me dejaré de celebraciones roqueras por ahora. En su lugar, como Sarah y Oot están dormidos, creo que voy a instalar el Dragon Age 2 y a cocinarme unos macarrones con queso.
Sobre su pareja
Entre mi familia y mis amistades circulan diversas teorías acerca del porqué alguien como ella estaría dispuesta a perder el tiempo sonriendo en mi dirección, y no hablemos ya de salir conmigo durante seis años. Los más religiosos consideran que debe de estar pagando una pesada deuda kármica adquirida en una vida anterior. Pero esta teoría perdió credibilidad cuando uno de mis amigos budistas calculó que, en caso de que Sarah hubiera apaleado a una monja hasta la muerte con una bolsa llena de gatitos, la deuda habría quedado saldada tras tres semanas de lidiar con mi interminable estupidez. De hecho, después de seis años de convivencia, Sarah ha sumado tanto buen karma que seguramente se reencarnará en un ser compuesto exclusivamente de luz blanca y orgasmos múltiples.
Otras teorías incluyen el chantaje, una conspiración al estilo “El show de Truman” y la sospecha de que está realizando un prolongado experimento psicológico. Pero… ¿qué tiene ella que decir al respecto? Voy a preguntárselo…
Bien, a la cuestión “¿Por qué demonios me quieres?”, Sarah ha contestado de este modo: “Hay una parte de mi alma que reconoce a otra parte de tu alma como algo maravilloso. Y a veces sacas la basura”. A continuación, ha realizado una serie de explícitos comentarios de naturaleza sexual que no cabe reproducir aquí. Baste decir que aparentemente poseo ciertas habilidades que no serán especificadas.
Tras el éxito
Casi todos los cambios han sido positivos. El dinero, por ejemplo. Hoy día, cuando voy al súper no tengo que comprar los burritos de 33 centavos. Ahora me puedo permitir los burritos de 59 centavos, que quizá tampoco contengan comida, pero al menos presentan una textura concebida para imitar la de la comida.
Y la gente me reconoce en público. No sólo en Stevens Point, donde vivo, o en Madison, donde solía vivir. El año pasado me reconocieron en la estación de tren de Manchester, en Inglaterra. Y ahora me sucede por todos los Estados Unidos.
Las firmas de libros
Se lo pregunto a todo el mundo. Si llegas al final de la cola y me pides que le dedique un libro a Joe, escribiré “J O E” con mis garabatos infantiles, te lo mostraré y te preguntaré: “¿Así?”.
La razón de que me muestre tan cuidadoso es que soy capaz de cagarla con cualquier nombre. Una vez, un tipo me pidió una dedicatoria: “Para John, con h”.
Así que escribí: “Para Jhon”.
Y me quedé ahí sentado, mirando la página, pensando: “Menudo imbécil soy…”.
En la convención
Una bonita chica asiática me mira a los ojos. Tuerce la cabeza hacia un lado. Me pregunta: “¿Eres Patrick Rothfuss?”.
“Lo soy”, le contesto.
Parece indecisa. Entonces dice: “¿Puedo darte un abrazo?”.
“Por supuesto”, respondo.
Sé que va a ser una buena convención.
Trabajar en Navidad
Estaba esforzándome por recordar qué hace la gente normal cuando no pasa diez horas al día trabajando en su libro y dedica las otras seis horas de vigilia a escribir en su blog, dirigir una organización de beneficencia y enviar camisetas por correo.
Sarah me informó de que la gente normal sale a comprar un árbol de Navidad. Lo dijo con firmeza. Lo repitió varias veces. Con un nivel de desesperación cada vez mayor en la voz. Lo del árbol era importante para ella. Me hizo ver que, si no salíamos a comprar un árbol los dos juntos, nuestra relación sufriría un daño irreparable.
Caridad
El año pasado, lectores y frikis de todos los credos y nacionalidades donaron más de 125.000 dólares a Heifer International a través de nuestra web. Con la ayuda de algunos patrocinadores, Worldbuilders añadió un cincuenta por ciento de esa cifra, lo que llevó el total hasta los 190.000 dólares.
Personalmente, creo que este año podemos superar esa cifra. Y, como Worldbuilders es mi criatura, debería comenzar por donar mis propios libros. Me parece lo más justo.
El ansia por la trilogía
Razones para un retraso o respuestas a vuestra pregunta sobre por qué Pat es un completo imbecil.
“¿No habías dicho que los libros dos y tres estaban ya escritos?”.
Sí, lo dije. Y no era mentira.
De algún modo, los tres volúmenes estaban acabados ya en 2000, cuando conseguí escribir la historia de principio a fin de un tirón. Pero hay una INMENSA diferencia entre una historia acabada y otra pulida, revisada, refinada hasta verse convertida en algo realmente bueno.
Reescribo MUCHÍSIMO. A lo largo de estos años, los tres libros han sido reescritos cientos de veces. No exagero. Algunas alteraciones son pequeñas, cambios de palabras aquí y allí para que todo suene mejor. Pero otras son mucho más amplias, me llevan a cambiar de lugar algunos capítulos, a eliminar escenas y añadir personajes. En más de una ocasión he salido de la reescritura habiendo quitado un diez por ciento del total del texto. Luego, a veces, acabo poniéndolo de nuevo. Hay mucho de prueba y error. Un buen libro no surge por accidente.
“Bueno, pero… ¿qué estás haciendo para asegurarte de que no hay un nuevo retraso con la segunda parte, mamón?”.
Para comenzar, he dejado mi trabajo. A partir de este semestre, ya no doy clases en la universidad. Fue una decisión difícil. He renunciado a mi seguro médico, mi oficina y mi labor como consejero estudiantil, algo que disfrutaba de verdad. Y también he recortado mis actividades extracurriculares. Ya no imparto clases de esgrima en el YMCA y las feministas de la universidad tampoco se reunirán más en mi casa. Las echaré de menos, pero tengo que ponerme serio y racionalizar mi vida.
Crisis creativa
He aquí la verdad: a veces odio trabajar en este puto libro.
Sé que no es lo que queréis oír de mí. Queréis que os diga que todo va bien (y así es). También queréis que os diga que adoro cada instante que le dedico. A fin de cuentas se trata de mi bebé, ¿no? Y uno tiene que querer a su bebé…
De acuerdo, sí. Pero llevo trabajando en esta trilogía desde 1994. Así que se trata más de un adolescente que de un bebé. Y al adolescente también lo quieres, pero te enfadas con él y a veces te hartas de aguantar su mierda.
Ayer lo estuve contando. ¿Sabéis que el libro dos tiene dieciocho líneas de argumento? ¿Y seis localizaciones distintas, cada una con su propio grupo de personajes?
La gente prefiere pensar que la creación es un acto mágico. Y sí, a veces lo es. A veces, cuando escribo, me siento tan lleno de adrenalina que podría levantar un camión a peso. Siento que mi alma tripartita arde en mi pecho como oro candente. Pero otras veces, como con cualquier trabajo, resulta agotador. Me aburro reescribiendo el mismo capítulo una y otra vez. Me duele la espalda de pasar tanto tiempo al teclado. ¿Y sabéis lo que se tarda en pasar el corrector ortográfico por 350.000 palabras?
Final feliz
Mi segundo libro está a punto de aparecer. Los editores me dicen que hay bastantes opciones de que venda un número absolutamente delirante de copias. Si eso sucede, tendré tanto dinero que no sabré qué hacer con él.
Si de mí depende, seguramente me gastaré ese dinero en tonterías inútiles. Compraré libros raros y cuernos de narval. Quizá incluso me agencie un silo de misiles abandonado para convertirlo en mi guarida subterránea secreta…
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Fuente: http://blog.patrickrothfuss.com/
Ya me han recomendado en mas de una ocasión ese libro. Tendré que conseguirlo dado lo "extraordinario" de su autor. Se nota que Patrick Rothfuss y yo compartimos un montón de características. ¿Es algo que debería preocuparme? ja ja
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